viernes, 8 de octubre de 2010

NORMAS PARA EL MANTENIMIENTO DE IMPRESORAS


CUIDADOS Y MANTENIMIENTO DE UNA IMPRESORA.


 

La impresora es un periférico que resulta a veces imprescindible, disponible desde unos precios bastante bajos y que en realidad no necesita unas atenciones excesivas, pero sí un cierto mantenimiento.

Vamos a ver en qué consiste este mantenimiento:

Los materiales que podemos necesitar son pocos, ya que no es conveniente (ni en muchos casos posible) desmontar demasiado.
Vamos a necesitar los siguientes materiales:

- Una brocha o paletina de unos 3cm.
- Un par de trapos de algodón.
- Un poco de alcohol (el mejor es el alcohol de limpieza o el de quemar).
- Un poco de grasa con base de grafito (la podemos encontrar en tiendas de electrónica).
- Es conveniente un bote de aire comprimido.

En general, y como cualquier cosa, debemos procurar que esté limpia de polvo y demás. Esto es fácil, ya que para ello tan sólo necesitamos una brochita, un trapo y un poco de tiempo y paciencia. Si es mucha la suciedad que se ha acumulado podemos emplear un poco de alcohol (siempre sobre el trapo, nunca directamente, y siempre después de haber eliminado todo el polvo), secándola siempre muy bien.

En casos de suciedad extrema y grasas (como por ejemplo, impresoras de cocina en restaurantes), podemos limpiar el exterior de ésta con un poco de desengrasante (repito, SIEMPRE aplicando este sobre el trapo, NUNCA directamente sobre la impresora), pasando posteriormente un trapo húmedo para terminar secándola muy bien. Esto puede dañan algo las partes de plástico (pérdida de brillo y pérdida de logotipos impresos), pero se trata de eliminar la grasa acumulada, que siempre va a ser más perjudicial. Debemos evitar llegar a estos extremos, ya que la acumulación de este tipo de suciedad puede provocar serias averías.

En cuanto a un mantenimiento un poco mayor, vamos a ver cuál debe ser este, dependiendo del tipo de impresora:

Impresoras matriciales:

Este tipo de impresoras ya prácticamente no se utilizan en la casa, pues tienen muchísimas desventajas en relación a una impresora de chorro de tinta, pero sí que se siguen utilizando en oficinas, ya que es el único tipo de impresora que permite imprimir en papel copiativo, ya sea continuo u hojas sueltas.

Además de lo ya indicado, en estas impresoras es muy conveniente aplicarles de vez en cuando aire a presión por la zona del carro, ya que el papel continuo (que es el que más se suele utilizar en este tipo de impresoras) suele dejar bastantes residuos, los cuales hay que eliminar.

Además, estas impresoras tienen un rodillo muy similar al de las máquinas de escribir, en el que se suele acumular tinta con el paso del tiempo, bien porque esta traspase el papel o bien por impresiones sobre el carro sin que haya papel. También se suele ''satinar'' con el roce del papel, lo que hace que pierda adherencia. Este rodillo también se debe limpiar de vez en cuando. Para ello utilizaremos alcohol sin aditivos (no se debe utilizar ni limpia-cristales ni colonias). Con este alcohol empapamos un trapo y limpiamos de forma enérgica dicho rodillo, secándolo después muy bien.

También debemos limpiar los carros de tracción, bien con una brochita o bien aplicando aire a presión.

Si observamos bien veremos que la cabeza de impresión se desplaza sobre una guía metálica. Debemos procurar que esta guía no se reseque, para lo que podemos aplicar de vez en cuando un poco de grasa con base de grafito (OJO, nunca debemos aplicar aceites ni vaselina, ya que estos tienden a secarse). Esta grasa SOLO se debe aplicar si vemos que esta guía se encuentra muy seca, hasta el punto de impedir el desplazamiento suave del cabezal.

En cuanto a la cinta impresora en sí, estas cintas se suelen gastar bastante, se suelen romper y desprender mucha suciedad (sobre todo las que están hechas con tejido de algodón) y además se secan bastante con el simple paso del tiempo, por lo que debemos vigilarlas y cambiarlas bastante a menudo. Son bastante económicas, pero el número de impresiones con una cierta calidad es muy limitado

Impresoras de chorro de tinta:

Este tipo de impresoras son con mucho las más utilizadas en un uso doméstico.

Salvo en cuidado externo no suelen ser impresoras que necesiten un mantenimiento especial si se utilizan habitualmente.
Los problemas con estas impresoras vienen cuando sólo imprimimos de tarde en tarde (este tipo de impresoras se estropean más por la falta de uso que por usarlas), ya que los inyectores son sumamente finos y la tinta tiende a secarse en ellos (algo menos las tintas originales, bastante las genéricas y mucho las de recarga).

Para evitar esto hay un método bastante simple que yo suelo recomendar, y que consiste en hacernos una plantilla (que puede ser en cualquier procesador de texto o en Paint) que tenga los colores básicos, es decir, negro, azul, rojo, verde y amarillo. Si no utilizamos la impresora, al menos una vez por semana debemos imprimir este patrón.

Todas las impresoras suelen tener unas herramientas de mantenimiento entre las que se encuentra una denominada Limpieza de cabezales. Esta herramienta es bastante eficaz cuando la impresión no es todo lo buena que debiera, y en realidad consiste en aplicar tinta con una presión superior a la utilizada normalmente. Esto nos puede limpiar unos inyectores algo bloqueados, pero el gasto en tinta para hacerlo es bastante alto, por lo que debemos evitar abusar de este sistema.

Hay varias formas de incorporar los inyectores. En unos casos estos están en el propio cartucho de impresión (suele ser el caso de HP, Lexmark y alguna marca más). En otros los cabezales están en el mismo cabezal de impresión, pero es una pieza independiente que se puede sustituir fácilmente (es el caso de bastantes impresoras Canon) y en otros los cabezales se encuentran en la propia impresora, en el cabezal de impresión, pero estos no se pueden cambiar (los tienen que cambiar en el servicio técnico), como es el caso de Epson y algunos modelos del tipo Photo de HP y otras marcas.
En el caso de los cartuchos que incorporan el cabezal, si bien son más caros, estrenamos cabezales cada vez que cambiamos el cartucho, por lo que el mantenimiento de estos es inexistente.
En el caso de los cabezales reemplazables, estos se deben cambiar cada cierto tiempo para un buen funcionamiento. Las marcas respectivas que utilizan este sistema indican cada cuanto tiempo se deben reemplazar estos cabezales.
En el caso de impresoras en las que el usuario no puede reemplazar los cabezales ya hemos visto una forma de mantenimiento para estos.

Hay en el mercado unos cartuchos parecidos a los de tinta, pero que contienen un producto especial para la limpieza de los cabezales. Estos cartuchos no suelen ser demasiado caros es son un buen remedio ante cabezales muy sucios u obstruidos, algo que podemos probar antes de llevarla al servicio técnico.


 

En general yo siempre aconsejo utilizar tintas originales. Realmente son más caras que las genéricas o recicladas, pero alargan bastante la vida de nuestra impresora y la calidad de impresión es superior.

Si nos fijamos, veremos que la cabeza de impresión se desplaza sobre una varilla metálica. Debemos evitar que en ésta se acumule suciedad y, sobre todo, que se reseque. Aunque tarda bastante en resecarse si utilizamos la impresora habitualmente, de no utilizarla también se puede resecar e incluso oxidar. Podemos limpiar esta varilla con un trapo seco y a continuación aplicar un poco de grasa con base de grafito (nunca vaselinas). Esta grasa SOLO se debe aplicar si vemos que esta varilla se encuentra muy seca, hasta el punto de impedir el desplazamiento suave del cabezal.

También debemos vigilar la cinta de desplazamiento del cabezal (es una cinta fina y dentada). En cuanto veamos que empieza a deteriorarse debemos llevarla a cambiar, ya que su rotura puede causar averías más graves.




 

En todo caso, debemos vigilar y limpiar cualquier mancha de tinta que veamos en el mecanismo de arrastre y/o sujeción del papel o del cabezal.

Si se trata de una impresora de gama alta puede resultarnos rentable llevarla cada cierto tiempo (dos o tres años) al servicio técnico oficial a que le hagan una revisión y limpieza interna. No suele ser una operación cara y nos va a mantener en orden la impresora durante otros dos o tres años.

En la bandeja de entrada de papel suele acumularse bastante suciedad, por lo que es conveniente limpiar esta bandeja con una brochita o, mejor, con un poco de aire a presión.

Impresoras láser:

Las impresoras láser por lo general requieren menos mantenimiento que otros tipos de impresoras, pero este suele ser más difícil de realizar, por lo que ante fallos graves es preferible llevarlas al servicio técnico.

Todas las impresoras de deben limpiar apagadas, pero en el caso concreto de la láser no sólo debemos asegurarnos de que están apagadas, sino también desconectadas de la red eléctrica.

Dada la gran variedad de tipos de impresoras láser que hay en cuanto a la forma de colocación del tóner y de la unidad DUM, vamos a limitarnos a indicar que debemos mantener lo más limpia posible la bandeja de entrada de papel y el resto de superficies.

Muchos tóner tienen una palanquita de limpieza. Es bueno utilizarla de vez en cuando. En cuanto al resto de los componentes, en este tipo de impresoras yo siempre recomiendo acudir al servicio oficial para su limpieza (dependiendo del uso, puede ser cada dos o tres años).

Resumen:

Las impresoras no necesitan unos cuidados especiales, pero tampoco podemos abandonarlas pensando que siempre van a estar ahí, ya que en ese caso lo más probable es que nos fallen precisamente cuando las necesitemos.
En general debemos evitar llegar a tener que utilizar para su limpieza otra cosa que no sea un trapo seco suave y una brochita o mejor aire a presión, ya que cualquier producto que utilicemos puede dañarlas (como habéis visto, tan sólo indico que debemos utilizar algún producto en casos de suciedad ya incrustada).

NUNCA debemos aplicar ningún tipo de producto de limpieza ni de aceites en spray, ya que estos sí que pueden dañar seriamente nuestra impresora.

SOLO debemos aplicar grasas con base de grafito en las varillas guía si estas se encuentran resecas, impidiendo el desplazamiento suave del cabezal de impresión, y siempre en muy pequeñas cantidades. Una vez aplicada ésta, debemos retirar cualquier resto de grasa que se acumule en los extremos de la varilla.

Los cartuchos genéricos (y sobre todo los recargados) son bastante más baratos, pero también conservan peor nuestra impresora, y muy rara vez ofrecen la misma calidad de impresión.




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